Las etiquetas de vinos encierran un cúmulo de informaciones de valor en su pequeño espacio. Podrían considerarse como un mapa del tesoro que nos aporta nociones concretas sobre el vino que tenemos ante nosotros. Saber leerlas, más si eres un apasionado consumidor de este producto, resulta primordial… ¡y muy interesante!
EL MARAVILLOSO COSMOS DE LAS ETIQUETAS DE VINOS
¿A cuántos aquí les pasa que, cuando se adentran al pasillo de vinos en un establecimiento, se quedan embelesados ante tanto reguero de colorido e imágenes? ¡Pocas cosas nos despiertan tanto la imaginación, la atención y la intriga como observar decenas de etiquetas a cada cual más original! Y hoy en día, más allá de originales, muchas etiquetas de vinos adquieren un talante transgresor y desenfadado. En efecto, la creatividad gráfica ha venido a sacudir la esencia de cada botella de vino para hacerla deslumbrar ante la mirada del consumidor.
Al final, las etiquetas provocan un encantamiento similar al que experimentamos los buenos lectores cuando entramos en una biblioteca o librería y nos vemos ante una miríada de libros. Sentimos que no nos da la vida para indagar uno a uno, pormenorizadamente, la historia que encierra cada libro. Pero nuestra mirada nos hace decantarnos por un tomo especial; que nos atrajo sutilmente por su magnetismo visual, por el interés o la curiosidad que nos evoca su título; para finalmente conquistarnos con la sinopsis y las referencias que aparecen en la contraportada.
Y es que sí, las etiquetas de los vinos cuentan una historia, a veces de ficción, en ocasiones una historia de vida; pero todas nos hablan. Con sus imágenes, su tipografía, sus textos, su cromatismo,… Todas nos relatan el origen y la personalidad del vino que catalogan. Así como nos comparten una serie de información técnica que son su sello de garantía.
De ahí que, al igual que sucede con un libro, las etiquetas también poseen una contraetiqueta. Donde encontramos información sobre su autoría, su modo de elaboración, una breve descripción de su contenido. Incluso algún consejo de maridaje o información sobre su lugar de procedencia. ¡Todo un vademécum vitivinícola!
Vamos a desentrañar su contenido, desmenuzando una a una sus partes.
LA GÉNESIS DE LAS ETIQUETAS DE VINOS
Es muy interesante remontarnos a los orígenes de las etiquetas de los vinos, porque su evolución ha sido fascinante. Sus inicios permanecen en la incertidumbre. No obstante, se ha constatado que los primeros sucedáneos de etiquetado de vino datan del S. XIV a. C. durante la Dinastía XVIII de Egipto, encabezada por Tutankamón. Los vestigios revelan que en esa época ya existían ánforas de vino con inscripciones que aportaban mucha información. Por ejemplo, lugar de origen del vino, año de cosecha, datos del viticultor, la clase de cultivo de la viña, entre otros.
Con todo, no sería hasta bien entrado en S. XVIII cuando aparecen las primeras etiquetas y su uso se popularice. Ahora el etiquetado no solo contiene información del producto, sino también resalta la marca de la casa. En este sentido, la botella etiquetada más antigua data de 1781 y pertenece a la bodega francesa Château Lafite Rothschild, de Burdeos.
Actualmente, y gracias al impresionante avance que dio el campo del diseño gráfico y las técnicas de impresión, las etiquetas de vinos son uno de sus mayores baluartes. Si te fijas, en las estanterías de vinos de cualquier comercio, conviven los diseños más tradicionales con los más innovadores y hasta vanguardistas. Las etiquetas más clásicas son propias de las bodegas más longevas del país; aquellas que tienen una trayectoria comercial y un producto más consolidado. Mientras que los vinos y las marcas de reciente creación apuestan por los diseños y formatos más arriesgados, divertidos o rompedores.
Historia de las etiquetas de vino en España
Ahora bien, si nos centramos en el caso de España, las primeras empresas que utilizan etiquetas en sus botellas han sido licoreras de finales del S. XIX. Siendo un caso paradigmático la famosa etiqueta de Anís del Mono, creada por Tomás Sala en 1870 para la destilería de Vicente Bosch. Etiqueta que, por cierto, se mantiene inalterable hasta el día de hoy, ¡incluso con su error tipográfico – ortográfico inicial!
Ya a principios del siglo pasado el empleo de las etiquetas como elemento identificativo se generaliza al mundo de la viticultura. A partir del primer tercio, y principalmente de mediados del S. XX, las etiquetas se vuelven un elemento imprescindible y con gran poder de convocatoria. La información y la marca de la bodega importan, pero el diseño cobra todo el protagonismo.
Pintores, ilustradores, dibujantes y diseñadores gráficos prestan su arte al etiquetado de vinos. Así, las botellas se tornan en escaparates para el trabajo de los artistas; y, simultáneamente, una etiqueta atractiva consolida la marca de un vino en la retina de los consumidores.
A modo de anécdota, y como ejemplo del poder evocador que poseen las etiquetas, recordamos el caso de Brandy Osborne. Su singular e imponente toro negro trascendió el papel —y la botella— para colocarse como valla publicitaria en ciertas zonas del país.
Así, el afamado toro bravo, diseñado en 1956 por Manolo Prieto, se convirtió en un símbolo de la cultura española. Hasta el punto de que en 1994 fue declarado por el senado como Patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España. Hoy, el Toro de Osborne se considera no solo una marca, sino una insignia del paisaje agrario español. Y todo comenzó con una etiqueta de una botella…
¿QUÉ INFORMACIÓN ENCUENTRAS EN LAS ETIQUETAS DE VINOS?
Lo cierto es que si hay algo que sepa aprovechar al máximo un espacio mínimo son las etiquetas de vino. Si la etiqueta en sí es empleada para mostrar la marca y una imagen que la evoque, a ella o al vino que representa; la contraetiqueta suele ser utilizada para añadir un compendio de información propia de la bodega como exigida por las normativas vigentes.
En cualquier caso, a fin de sobresalir entre la numerosa competencia vitivinícola, todos los elementos del etiquetado conforman un lenguaje visual. Y más aún: una identidad visual. Así, el formato, los colores, los símbolos, la imagen y la información que aportan las etiquetas transmiten un mensaje persuasivo, cautivador o de confianza al consumidor.
Datos e información de las etiquetas
Por otro lado, cabe destacar que en la etiqueta siempre ha de aparecer las siguientes indicaciones obligatorias:
- Denominación del producto: vino, vino de licor, vino espumoso, mosto de uva,…
- Cantidad de azúcar que contiene, si es espumoso.
- Graduación alcohólica: cifra que se señala en porcentaje.
- Contenido: en milímetros (ml), en centilitros (cl) o en litros (l).
- Embotellador: su nombre, estado al que pertenece, su número de registro y su ubicación.
- Lote: imprescindible para controlar la trazabilidad del vino. Consiste en un número que está determinado por el envasador.
- Registro: número determinado por el envasador.
- Presencia de alérgenos: la normativa del Reglamento 1169/11 exige que aparezcan estos datos de manera legible.
- Procedencia: lugar de origen del vino.
Y como indicaciones optativas la etiqueta puede añadir información sobre:
- Marca comercial.
- Método de elaboración.
- Color del vino.
- Año de cosecha.
- Variedades de uvas empleadas.
- Datos analíticos.
- Premios y distinciones.
- Recomendaciones de consumo.
- Tipo de envejecimiento.
Asimismo, existe una serie de información mínima exigida por Ley en la Unión Europea (UE) que debe aparecer en todo etiquetado. La información exigida por la normativa europea en las etiquetas de vinos de las bodegas de la UE contempla:
- Nombre de marca.
- Año de cosecha o añada.
- Grado alcohólico volumétrico adquirido.
- Su región de producción.
- Porcentaje de alcohol respecto al volumen.
- Nombre y la dirección del embotellador.
- Lugar de embotellado.
- Su contenido neto.
- La frase «contiene sulfitos».
- Los registros de embotellado y el aval de Sanidad.
- La Denominación de Origen, si existe, y su número de control de garantía correspondiente (esa tirilla adicional que llevan los vinos con D.O.).
- Si el vino es destinado a la exportación, también debe reseñar tal registro.
Más allá de la información técnica…
Pero si te sorprende que sea capaz de caber tanta información en un par de etiquetas, ¡aún hay más! Y es que la función real de todo etiquetaje va más allá de proporcionar una mera información técnica obligatoria. Las palabras tienen el poder de transmitir confianza y complicidad. Así como ayudan a reflejar ese elemento diferenciador que tiene cada vino. Las bodegas lo saben, por eso aprovechan las etiquetas de las botellas para regalar o compartir información extra y particular. Lo cual refuerza su identidad de marca.
Adicionalmente las bodegas pueden aportar otros datos de interés o valor para los consumidores. Por ejemplo, si es un vino ecológico, biodinámico o especialmente creado para veganos; la temperatura de servicio recomendada, algún maridaje que resalte sus propiedades, una breve nota de cata,… Y hasta una sucinta historia familiar, bodeguera o sobre una leyenda, en el caso de las marcas más creativas.
VACAMULO E IBIO: DOS EJEMPLOS DE ETIQUETAS DE VINOS
En Wild Wines Company damos una gran importancia a la presencia de nuestros vinos, ya que queremos que reflejen su carácter. Por eso, a la hora de buscar quién las diseñase su formato e imagen, nos decidimos por Empedra Studio. Porque, además de estar especializados en etiquetas de vinos, fueron quienes mejor supieron captar el espíritu de nuestros vinos VACAMULO e IBIO.
Etiqueta de VACAMULO
En el caso de VACAMULO, el protagonismo de la etiqueta se la lleva un simpático jabalí montado sobre una barrica suprema. Una imagen tan contundente y salvaje, a la par que refrescante, como este Mencía; cuyo nombre se debe a un tipo de jabalí que roza lo extraordinario por sus desmesuradas proporciones (200 kg. de peso). Sin duda, Enpedra Studio supo plasmar en su diseño e imagen la elegancia y la presencia que derrocha VACAMULO. Donde la sobriedad del colorido contrasta con el dinamismo y la simpatía que sugiere este vacamulo caricaturizado.
Asimismo, la contraetiqueta, además de la información técnica imprescindible, contiene un pequeño relato de evocación familiar. Un retazo de historia biográfica de la familia Rodríguez; que alude a la lucha constante de los viticultores contra esos jabalíes indómitos que destrozan las viñas sin piedad. La añadidura de esta pequeña narración supone una seña distintiva y original, acorde con la revolución que Wild Wines quiere expresar con sus vinos y sus etiquetas.
Etiqueta de Ibio
En cuanto al etiquetado de IBIO, sigue la estela marcada por VACAMULO. Un diseño sobrio y elegante, con un imponente rostro de los legendarios ancestros de los pobladores de Amandi. Lo cierto es que los diseñadores de Enpedra Studio supieron captar al detalle la imagen que nosotros tenemos sobre estos hombres corpulentos descendientes de Noé. Sin duda, un etiquetado que, por su tamaño, su elegancia y su diseño no pasa desapercibido. ¡Con este perfil de Ibio que parece mirar socarronamente a aquellos que pasan por su lado!
Como ves, las etiquetas de vinos entrañan un microcosmos particular, que informan pero también dialogan con el consumidor. Por todo lo que transmiten y todas las pistas que dan sobre el vino que mentan.
Esperamos que, después de haber leído este artículo, sepas descifrar una etiqueta de vino y entusiasmarte con la historia que te susurran.
REFERENCIAS CONSULTADAS
Anís del Mono (S/F). Orígenes de Anís del Mono. Recuperado de https://bit.ly/3KYlKYW
Enpedra Studio (S/F). Proyectos Etiquetas de vinos. Recuperado de https://bit.ly/3IJ1isU
Fernández Portela, J. (2019). Las etiquetas de las botellas de vino: su valor como recurso comercial y como expresión del paisaje vitivinícola. Recuperado de https://bit.ly/3o53frI
Redactora de contenidos en Wild Wines Company. Filóloga winelover y redactora dedicada a transmitir las emociones que despiertan los lugares, los viñedos, las vendimias y cada botella de vino en texto que no son más que un diario de experiencias vitales.
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